Abriendo Ventanas

He muerto varias veces, muchas, más de las que se debería morir. He llorado pero también he reído, menos de las que hubiese necesitado reír. He subido y he bajado, me he roto en mil pedazos y cada trozo sigue en pie, resistiéndose a perderse en este vacío inmenso que es sentirse sola. Debe ser que todavía sabemos, mi mente, mi cuerpo y yo, que tenemos mucho que avanzar, seguir caminando a pesar de las piedras en el camino, a pesar de las heridas en mis pies, a pesar de las tormentas. Sabemos que no hay que desistir ni resistirse a vivir todo lo que se nos brinda. 

La armadura sigue brillante, es necesaria a veces para sobrevivir a esta guerra, una lucha continua en la que no hubiese querido inmiscuirme, siempre preferí la paz. Pero nadie dijo que esta aventura de vivir fuese fácil. Lo fácil es rendirse, lo difícil es cerrar puertas y echar cerrojos, pasar página, poner límites y saber que puedes con todo. Temblar de miedo y pintarte los labios, sentir el frío del suelo y ponerte los tacones y cómo no, saber bailar bajo la lluvia.

Y yo, que me había pasado años cerrando puertas, aquí me veo, abriendo ventanas…










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